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Con buen marco de público y la presencia de los artistas, el Museo Municipal de Artes Visuales –MUMAV-, que funciona en Wilde bis nº 10, en el cuadro ferroviario, dejó inauguradas el pasado sábado dos muestras simultáneas: “El alimento de América, lo diverso”, la muestra colectiva de ceramistas de raíz precolombina, y “Cartografías de la ausencia” del artista visual Federico Klarich, con curaduría de Dolores Casares.

El acto de apertura contó con el acompañamiento del intendente Francisco Recoulat y la participación del director de Cultura, Guillermo Ruiz y la encargada del MUMAV, Juanita Sánchez quien brindó detalles de ambas exposiciones que permanecerán abiertas al público hasta el 22 de junio y se podrán visitar los viernes, sábados, domingos y feriados de 16 a 20.

“El alimento de América, lo diverso”, comenzó a gestarse en el año 2015 y surgió como una forma de establecer posición frente al proyecto de Ley de semillas que se pretende legislar y que atenta lisa y llanamente contra la soberanía alimentaria.

La muestra cuenta con un sembradío, instalación donde mediante recreaciones de un vaso de la Cultura Nasca se representa al maíz, y luego una serie de piezas, recreadas a partir de cerámicas antiguas originales, representando frutas o verduras domesticadas por los pueblos antiguos de nuestro continente.

Como parte de la inauguración, hubo un fuego y comida compartida. Se utilizó una olla, que forma parte de la muestra, para cocinar un guaschalocro que pudieron degustar quienes participaron del encuentro.

 

“CARTOGRAFÍAS DE LA AUSENCIA”

La propuesta de Federico Klarich llega desde Buenos Aires para ofrecer una experiencia con instalación, fotografía y realidad virtual.

La curadora de la obra describe al autor como un “artista de los caminos” y dice que “su práctica se arraiga en el tránsito, en la observación atenta de los espacios y en la recolección de fragmentos de memoria dispersos en el territorio. En cada altar al borde de la ruta, en cada ruina olvidada por la historia, Klarich encuentra vestigios que resuenan con una temporalidad expandida, restos que aún susurran lo que fueron”.

La muestra contó con una obra ‘sitespecific’, es decir, una instalación pensada puntualmente para el espacio y el territorio donde se emplaza, y una experiencia de arte inmersivo con cascos de realidad virtual.

Klarich construye su obra a partir del desplazamiento y la transformación: recoge escombros – materiales simbólicos afectivos – que traslada a nuevos contextos donde resignifican su presencia.